Lee Mateo 18:21-35
¿Alguna vez has estado paseando por un centro de compras y te tropezaste con alguien a quien has tratado mal? alguien como esa amiga que tenías, de quien te deshiciste sólo porque tus otras amigas pensaban que eras realmente una perdedora. Entonces, para salvar las apariencias, dejaste de lado a la amiga que realmente querías mucho. Y ahora no puedes evitar encontrarte directamente con ella, y piensas en esquivarla metiéndote en el negocio de al lado, ¡hasta que te das cuenta que es una tienda para futuras mamás! Tes sientes incómoda al hablar con ella. ¿Qué puedes decir? ¿Qué puedes hacer?
Hemos leído la historia de Jacob y Esaú (¿recuerdas a los hermanos de la primogenitura robada?). ¿Sabías que después Jacob se tropezó con su hermano Esaú en el medio de la anda? A ese tipo grande, fuerte, fornido le gustaba ir a cazar y probablemente ¡también se dedicaba a ser un luchador de la antigüedad con todas la glorias! Jacob pensó que lo iba a hacer polvo, pero en lugar de eso, Esaú lo abrazó -fue perdonar y olvidar. En ese momento, Jacob experimentó la maravilla del perdón.
En el pasaje de hoy, la historia de Jesús sobre el siervo que perdonó, nos presenta algunas palabras directas acerca de perdonar a otras personas. se supone que debemos perdonar a los demás una y otra vez. ¿Alguna vez alguien te perdonó por algo que hiciste? ¿No te sentiste fabuloso?
Imagina cómo te sentirías si esa antigua amiga en le centro de compras te mirara con perdón en sus ojos en lugar de venganza. Te sentirías bien, ¿no es cierto? Ahora es tu turno.
¿Y yo que?
- ¿Quién es la persona contra la cual has estado guardando rencor por algo que te hizo o dijo de ti? ¿Qué ocurriría si eligieras perdonar a esa persona?
- Escribe lo que podrías hacer o decir, que permitiera que esa persona supiera que quieres perdonarla.
- Ora para que Dios te ayude a perdonar a esa persona por el mal que te hizo.

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